Os presentamos otra actividad realmente excitante y como siempre, ADAPTADA
¿Volamos?. Pulsa sobre Leer más para ir al reportaje.
Hoy toca volar. Primero de todo deciros que la actividad que os voy a contar la puede hacer todo el mundo, independientemente del tipo de discapacidad. Eso sí, si tienes mucho vértigo o miedo a las alturas ¡no lo hagas! O si eres de esos que les da pánico volar en un avión tampoco es muy recomendable. La actividad en cuestión es "El vuelo sin motor".
Esta gente ha conseguido adaptar un planeador para gente que sólo tiene movilidad de cintura para arriba. Incluso tienen una grúa para subirte al planeador.
Todo empezó hace ya poco más de un año. Por mi cabeza empezó a rondar la idea de hacer un salto en paracaídas. Diréis, ¿pero este tío está loco o que le pasa? Pero que va, lo único que pasa es que me gusta probar cosas nuevas, y si hay un poquito de descarga de adrenalina mucho mejor. El problema es que empecé con un reto demasiado grande, porque el salto en paracaídas es algo más complicado. De todas formas os puedo decir que no hay ningún problema en hacer saltos en paracaídas en tándem si eres discapacitado, lo único que hay que estudiar cada caso en detalle. En un próximo reportaje prometo contar como funciona el salto en paracaídas aunque todavía no lo he probado (aunque ya haya hablado con algún aeródromo y algún instructor que otro)
Pero mientras estudiaba el tema de saltar al vacío, un amigo me comentó que a él eso de tirarse de un avión que todavía funcionaba no le hacía mucha gracia, pero que sin embargo llevaba mucho tiempo queriendo hacer vuelo sin motor. Y me dijo: "¿Te animas?". Os podéis imaginar la respuesta del temerario. Yo que me apunto a un bombardeo, ¿cómo iba a decir que no? Así que manos a la obra.
El sitio elegido para ir a volar fue el Aeródromo de Ocaña. Por desgracia el día que fuimos hacía muchísimo viento y no parecía el día más indicado para volar. Parece contradictorio, pero según nos dijeron para el vuelo sin motor lo mejor es un día muy soleado y de calorcito, nada de viento. Pues nada, el día que volé yo hacía un viento impresionante y no había ni un alma volando. Estuvimos un rato dando vueltas por el aeródromo y después de unos momentos de tensión (principalmente al ver que nadie se animaba a volar y nosotros íbamos a volar….) nos dijeron que no había mucho problema. Me presentaron a mi instructor (Iñaki, un tío muy majete por cierto) y él fue quien me fue explicando todo. Me puso un paracaídas, me enseñó las maniobras de rigor en caso de que el velero se fuese en picado, me explicó el funcionamiento de los mandos del cacharro y ¡A VOLAR!
Lo que yo hice fue un vuelo de divulgación. Explico un poco en que consiste esto. El avión (o velero mejor dicho) donde montas tiene dos plazas. El valiente va delante y detrás va un instructor de vuelo. Los mandos los llevas tanto tú como el instructor. Es como una especie de coche de autoescuela. Y ahora viene lo curioso. Esta gente ha conseguido adaptar un planeador para gente que sólo tiene movilidad de cintura para arriba. Incluso tienen una grúa para subirte al planeador por si pesas mucho o para facilitar la maniobra. De todas formas si no tienes movilidad o simplemente no te apetece pilotarlo no tienes por qué hacerlo. Simplemente puedes disfrutar de la experiencia de volar y planear sin un solo ruido durante 15 minutos aproximadamente. Y es una sensación que merece la pena probar. El velero por supuesto no tiene motor. Despegas enganchado por un cable a una avioneta. La avioneta te sube hasta aproximadamente 1000 metros de altura y allí sueltas el cable y empiezas a volar sin ningún tipo de ruido. La sensación ya os digo que es increíble y muy difícil de describir.
Así que ya sabéis, si os gustan las alturas animaros. Yo estoy casi seguro que este año me vuelvo a animar, eso sí, un día que haga calorcito y las condiciones metereológicas acompañen más.
La actividad la pude hacer gracias a Predif (www.predif.org) . Como decía, tienen un velero totalmente adaptado y además gracias a ellos el precio del vuelo es muy asequible. No tenéis excusa.
YA SABEIS, ¡ANIMAROS!