Os presentamos las adaptaciones más comunes que existen para facilitar el acceso a vehículos
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Una de las cosas que más independencia nos da a los usuarios de silla de ruedas, es disponer de un vehículo adaptado para poder movernos con total libertad. Por desgracias, aunque se ha avanzado mucho, el transporte público muchas veces no está adaptado, con lo cual tener un vehículo propio se convierte en algo casi imprescindible.
En este reportaje no voy a hablar de adaptaciones de mandos de conducción, ya que lo dejaré para otro reportaje. Voy a intentar hablaros de las adaptaciones más típicas que existen para facilitarnos el acceso al vehículo. Existen multitud de posibles adaptaciones, pero he de decir que desgraciadamente no todas se pueden hacer en todos los países, debido a problemas de homologación. Sin embargo, en este reportaje intentaré comentar varias posibilidades que existen para hacer ver las posibilidades técnicas que existen, independientemente de que estén homologadas por ejemplo en España.
El tema de las homologaciones es algo bastante complicado. Existen multitud de adaptaciones que aunque se llevan utilizando años en algunos países, sin embargo en España no están homologadas. Si la adaptación no está homologada, el coche no pasará la Inspección Técnica de Vehículos, y por lo tanto no será legal circular con dicho vehículo. Conseguir una homologación no es algo sencillo, y en muchos casos se piden pruebas destructivas, por lo que a los talleres les puede costar muchísimo dinero conseguir una homologación, lo cual repercutirá directamente en el coste de la adaptación para el usuario.
Normalmente, la primera opción que en mi opinión debería plantearse el usuario es intentar conducir un coche en el que se pueda pasar al asiento del conductor sin problemas. Dependiendo de la persona, podrá hacer la transferencia al asiento sin ningún tipo de ayuda, mediante una tabla de transferencia portátil, o incluso mediante una tabla de transferencia fija instalada en el coche.
Para pasajeros, existen grúas de traslado que permiten transferir a la persona de la silla al asiento sin esfuerzo, pudiendo ser mecánicas o totalmente electrónicas. Es importante destacar que habrá que estudiar que haya espacio suficiente en el coche para instalar una grúa de este tipo.
Volvemos a centrarnos en el caso de que la persona pueda conducir, que es el principal objetivo de este reportaje. La siguiente dificultad que se encuentra una persona en silla de ruedas una vez en el asiento del conductor es: ¿Y ahora como guardo la silla?. Dependiendo de la discapacidad, en este punto juega un papel importantísimo el tipo de silla que tengamos. Por ejemplo, una silla ultraligera nos facilitará mucho las cosas. Así como será muy importante el tipo de plegado de la silla. Yo por ejemplo tengo una silla de chasis rígido, desmonto las ruedas traseras, pongo el asiento atrás del todo para tener el máximo espacio entre mi cuerpo y el volante, y paso el chasis al asiento del copiloto. Después guardo las ruedas en la parte de atrás. Es una de las maneras más extendidas, y simplemente es cuestión de buscarse los trucos para ver si nos es más cómodo dejar el chasis en la parte de atrás del coche, en el asiento del copiloto, etc. En caso de que podamos hacer esta maniobra, también es importante que veamos si nos es más cómoda una silla de chasis rígido o plegable.
Sin embargo, no todas las personas pueden desmontar la silla por si solos, y aquí será necesario realizar alguna adaptación. La mayoría de las adaptaciones para guardar la silla de ruedas son para sillas plegables.
Existen robots que cogen la silla y la meten en un baúl encima del techo. Es una buena opción aunque tiene la desventaja que el coche consumirá más ya que empeoras la aerodinámica. A cambio, no se pierden plazas dentro del vehículo.
Otra adaptación muy extendida se puede realizar en coches que tengan cuatro puertas. Consiste en hacer la puerta trasera del conductor corredera de forma eléctrica y un pequeño brazo que coge la silla plegable y la introduce en la parte de los asientos traseros.
Por último, existe un robot que es capaz de coger la silla que está a la altura del puesto de conducción e introducirla dentro del maletero. Le he dedicado un reportaje a parte y os lo recomiendo porque es un producto impresionante.
Si usamos una silla eléctrica la cosa se complica. Y por el momento no conozco ninguna adaptación que permita transferirse al asiento del conductor y luego guardar la silla eléctrica sin ayuda. Existen grúas que se pueden instalar en el maletero y son capaces de levantar una silla eléctrica (que pesan bastante) y poder guardarla en el maletero. Pero en ese caso lógicamente una persona tendrá que ayudar al conductor para llevar la silla hasta la grúa del maletero y para luego sacarla.
Sin embargo, existen adaptaciones que hacen posible que una persona suba en un vehículo en su propia silla, tanto si va a ir de pasajero, como si va a conducir. Es importante destacar que actualmente no está homologado en todos los países conducir desde la propia silla de ruedas.
Las adaptaciones más comunes para posibilitar que un pasajero pueda subir con una silla eléctrica al coche son los cajeados traseros. Consiste en rebajar ligeramente el piso de atrás del coche e instalar una rampa que permite que el usuario suba en su propia silla al coche. Son adaptaciones que tienen un coste elevado, pero muchas veces son la única alternativa para que el usuario pueda subir a un coche. Una vez subido en el coche, la silla queda fijada mediante unos anclajes especiales que pueden llegar incluso a ser automáticos. El usuario se queda detrás de los asientos traseros normalmente. Las adaptaciones traseras se pueden hacer en multitud de vehículos como pueden ser Mercedes Vaneo, Fiat Multipla, Citroen C8, Renault Kangoo, etc, e incluso en algún coche bastante pequeño como puede ser el Suzuki Wagon.
También existen cajeados laterales que permiten entrar al vehículo por el lateral y llegar al puesto del copiloto, como puede hacerse en la Chrrysler Voyager o en la Mercedes Vito.
Por último, es importante destacar que el acceso al vehículo, dependiendo del modelo se hará con una rampa o con una plataforma elevadora.
Y ya llegamos a las adaptaciones más complejas y más interesantes del reportaje. Que son las adaptaciones que permiten a un usuario que pueda conducir, entrar al coche sin ningún tipo de ayuda con su silla y poder conducir. En todo momento voy a hablar de coches “normales”, ya que existen coches especialmente diseñados para discapacitados como el Vexel de Quovis, al que le dedicaré un reportaje a parte ya que lo estuve probando.
Una de las adaptaciones con mejores resultados es la que se puede hacer a la Chrysler Voyager y Grand Voyager. Además, la empresa Rehatrans, nos ha informado recientemente de la homologación que permitirá conducir desde la propia silla de ruedas. Personalmente, siempre aconsejo que se intenten buscar soluciones para conducir desde el propio asiento del vehículo, ya que en mi opinión recogen mucho mejor el cuerpo y además ofrecen mayor comodidad que una silla de ruedas. Pero está claro que dependiendo de las necesidades muchas veces la única alternativa posible es conducir desde la silla de ruedas. La adaptación más avanzada que se puede hacer en la Voyager consiste en realizar un cajeado lateral para que el usuario entre por la puerta lateral mediante una rampa. El resultado es impresionante, la persona desde su silla puede abrir la puerta corredera mediante un mando a distancia. La puerta se abre de forma eléctrica y se baja una pequeña rampa. Además, es posible que la suspensión baje un poco para que la pendiente de la rampa sea más suave. De este modo, el usuario puede subir sin problemas con su silla. Aquí nos encontramos con dos alternativas, una consistente en que el cajeo llegue hasta el puesto de conducción. De este modo, llegaremos con nuestra silla al volante y conduciremos desde la propia silla. Se instalan unos anclajes especiales que hacen que la silla quede anclada de forma automática, y se acopla un respaldo con reposacabezas para ofrecer mayor seguridad. La otra alternativa es instalar un asiento giratorio eléctrico que pueda subir y bajar. De este modo, el usuario sube con su silla y una vez dentro da la vuelta completamente al asiento y lo coloca a la altura deseada para poder pasarse de la silla al asiento. Con un mando vuelve a colocar el asiento y también cierra la rampa y la puerta corredera de forma remota y totalmente eléctrica. He de decir que se trata de una adaptación bastante cara, y una Voyager con el cajeado lateral y el asiento giratorio eléctrico ronda los 60.000 euros (aquí va incluido el precio del vehículo). En caso de que sea necesario, se pueden llegar a instalar controles electrónicos de conducción como joysticks, pero de eso hablaré en un reportaje a parte. Las adaptaciones con asiento giratorio se pueden hacer en más vehículos, por ejemplo yo he montado en una Volkswagen Carabelle a la que se le había instalado una plataforma elevadora en el lateral y el asiento giratorio eléctrico.
Como podéis ver, la mayoría de las adaptaciones de acceso con rampa o plataforma se hace en furgonetas o monovolúmenes. Al tener mayor tamaño permite que se puedan hacer con más facilidad, pero también es cierto que obligan a tener un coche grande que muchas veces no es lo más práctico para moverse por algunas ciudades. Hace años, tras mucho investigar encontré una adaptación bastante sorprendente que consistía en un cajeado trasero del Suzuki Wagon R+. De este modo, el usuario puede acceder con su silla de ruedas hasta el puesto de conducción. Y lo más sorprendente es que pueden llegar a conservar un asiento trasero!!. Parece increíble que en un coche tan pequeño se haya podido conseguir esta adaptación. Toda la apertura del portón trasero, rampa y anclaje de la silla se hace de forma eléctrica, con lo cual se trata de una adaptación realmente interesante. Ahora viene la mala noticia, de momento por lo que me he podido informar, solo está homologada la adaptación en Inglaterra y en Japón, así que encima es complicado traerse un vehículo de allí ya que el volante lo tienen a la derecha. Una auténtica pena pero por lo menos nos da una idea de lo que se puede llegar a conseguir y quien sabe si algún día llegará a aquí. El precio, cuando estuve hablando con la gente que lo hace en Inglaterra, era de unos 36.000 euros aproximadamente (precio del Suzuki Wagon R+ incluido). Allí además también instalan controles electrónicos de conducción en este coche.
Y esto ha sido un pequeño resumen de las adaptaciones de acceso más conocidas y que nos pueden ayudar enormemente. Como siempre, cualquier duda sobre adaptaciones o talleres que os puedan ayudar podéis consultarme sin problemas. Y por otro lado quiero animaros a que siempre consultéis cualquier tipo de duda o posible adaptación con los talleres especializados que trabajan en el tema. A mi en multitud de ocasiones me han resuelto todo tipo de dudas y he de decir que existen verdaderos expertos.